Casi siempre la música ha sido terapia frente a miedos y contradicciones, sucede que si nos encontramos con alguien que expresa sentimientos en muchos casos lo vemos como un individuo débil, muchas veces incluso hasta hace gracia, ya que somos unos auténticos incultos emocionalmente, nos da miedo y vergüenza expresarnos a flor de piel, somos auténticos autómatas que en muchos casos nos aferramos a la emotividad en los resquicios que nos deja la rutina.Esto creo que pasa en todos las artes y en todos los oficios, no invento nada si digo que cuanto mas contemplativos somos con nosotros mismos, mas expuestos hacia afuera más débiles parecemos.Frente a cualquier circunstancia creo que la música para mi es un válvula de escape, la salida necesaria para expulsar cosas que me sobran.
Por encima de algunas cosas materiales y necesarias hay otras cosas sin las cuales no puedes vivir, de que sirve tener el material y el dinero para construir un edificio, sino tienes ni idea donde va cada parte ni siquiera sabes como poner la estructura ¿Como podemos hacer que ese edificio sea robusto y resistente?.Reinvindico la emotividad como instrumento para ser fuerte y la música saca en algunos casos esa herramienta que esta infravalorada.Hoy es la noche para quemar las cosas, pero hay cosas que no se pueden quemar y punto, no estoy del todo de acuerdo con la idea de quemar para renacer de las cenizas, creo los actos hacen al ser humano que si es noventa por ciento agua un noventa y cinco es emocional, lleno de nervios y sensaciones, no creo en quemar ya que tampoco creo en olvidar, no se olvida se aprende a vivir.
Con todas mis fuerzas querría olvidar las circunstancias, quemar las naves para así no tener tanto frío, aunque para uno la noche de San Juan sea simplemente una arena en llamas mientras el mar se hunde de gente con ganas de sonreir de una maldita vez.
Salud!
y feliz San Juan.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo contigo. Sucede que en un gran número de casos, la gente que parece fuerte y segura, en el fondo están muertos de miedo. ¡Un abrazo!
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