“La luz de los gigantes” es la
luz que sobrevive a las tinieblas de la rutina, las ventanas abiertas y dos
cuerpos acariciando cicatrices, es saber que vivir a veces es perder, y tener
tiempo para escuchar a alguien que ha perdido, es romper una piñata un día
gris, es creer en alguien, es la luz de un colega cuando se atraviesa en la
garganta el desamor, es la llamada que llega justo a tiempo para seguir
adelante ya que vivir al fin y al cabo es terminar cada cosa que se empieza.
Cuando era niño jugaba con mi
abuelo con los ojos cerrados a no tocar las líneas que separaban los adoquines,
ahora que ya soy mayor sigo jugando, rodeado de gigantes y de la
mano como entonces, “La luz de los gigantes” que me enseñan a caer y a sonreír cayendo.
A Coruña 20 de Febrero de 2013
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