lunes, 1 de abril de 2013

Elige tu propia aventura

Ya no te espero
 ni te guardo
ya no pienso en ti.

Tuvimos la gran suerte de olvidarnos,
(aunque nunca nos acordásemos)
de nosotros,
de equivocarme yo,
(o regalarme tu espalda a mis palabras).
Y es que es una felicidad terrible
 esa que se daría,
si hubieras caído en mi ombligo
(o te hubieras largado)
y yo te hubiera soplado la herida.
(o no te hubiera soplada nada ya que no estabas).

Después,
en el contexto del favor al herido
posiblemente,
nos hubiéramos tirado los trastos a la cabeza.

El final, es abierto
donde tu eliges
que trastos te hubieran gustado más
los besos,
las palabras malsonantes o los pianos.

 Elige tu propia aventura,
 o la nuestra.

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