Tus pupilas me llevaron a artarme de camino
lo veo lluvioso pero claro, con cunetas
donde caerme y levantarme.
Incendian cada dia algo que no me pertenece
pero lo sufro como si me saliera del pecho
algo fragil y contagioso.
NO no estamos sobrados de luz, nunca
lo estuvimos pero aprendemos a darnos
cuenta con dolor.
Te escribo versos en el pecho, tus pupilas
me enseñaron a ritualizar mis mañanas
a esconder el dolor...
sorteando los sauces talados.
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